Comunicación efectiva

9 04 2015

Cuando las organizaciones y sus líderes comunican de manera efectiva, se produce un mayor compromiso de los empleados, con el consiguiente impacto positivo en el rendimiento. Nada nuevo hasta aquí; sin embargo, un estudio realizado por la consultora Watson Wyatt, para determinar el impacto de una comunicación efectiva, me da pie a ciertas reflexiones, y escribir este artículo, al sacar a la luz que las compañías que mejor puntúan en comunicación efectiva son buenas en 3 áreas específicas: valentía en afrontar y enfrentar de forma continuada las preocupaciones de sus empleados. Innovación, en la forma de ajustar las dificultades de los equipos a las condiciones del mercado, y un progreso continuado en el método, una disciplina en la ejecución. De esta forma valentía, innovación y método se convierten en valores relevantes para una comunicación efectiva. Veamos algunos argumentos:

Valor. Watson Wyatt, lo define como “ decir las cosas tal como son”, es decir: ser claro.

Y es que la comunicación es atreverse a llegar hasta el fondo; desvelar esos pensamientos ocultos que resultan nocivos, y ante los que los demás son ignorantes puesto que los desconocen.

A menudo, tendemos a evitar las malas noticias, algo que a la larga crea una gran decepción y desconfianza. La mejor manera de construir confianza es mostrar los hechos tal como son. La causa principal por la que la gente abandona su trabajo, o se desmotiva, no es por insatisfacción salarial sino por la relación con sus superiores. Las malas noticias al principio duelen pero es la realidad y saber encarar las situaciones lo que construye madurez y solidez.

Innovación. Crear un entorno favorable para que las personas sean innovadoras es responsabilidad de las organizaciones.

Si quieres algo nuevo, no puedes seguir haciendo las cosas igual. Eso lo hemos oído numerosas veces, pero realmente ¿quiénes lo llevan a cabo?. Las organizaciones deben sentirse bien dejando a un lado lo que están acostumbradas a hacer, para explorar territorios nuevos, animando a sus empleados a hacer lo propio. La innovación no debería estar restringida a productos o servicios sino ampliarse a todo el ámbito del negocio, lo que incluye, indudablemente, a sus equipos. Comunicar en abstracto una visión, abrir ventanas de posibilidades, contribuye a fomentar un modelo de pensamiento innovador. La innovación es un resultado al que se llega cuando el clima y el entorno es favorable a ello.

Método. La importancia de fijar una dirección, establecer un rumbo claro, y dejar que los empleados lo vayan asimilando.

Ser constantes en informar y comunicar de forma regular funciona como el radar de un barco. Con las fluctuaciones y cambios en los mercados, la necesidad por saber lo que sucede es muy alta; desde correos de la dirección, encuentros con instituciones, resultados, video mensajes de personas clave o influyentes, temas relevantes para los empleados… Todo sirve para mejorar el nivel de satisfacción y confort de los empleados, y también para conocer el estado de la organización. La comunicación es fundamental, y su maquinaría debe ser muy eficiente y constante para conseguir ir en la dirección correcta.

Hoy en día todas las organizaciones saben de la relevancia de la comunicación, y tienen al frente a profesionales que ejercen de forma excelente esa labor utilizando todas las herramientas a su alcance. Sin embargo, la asignatura más difícil es que la comunicación se convierta en una herramienta eficiente para personas y equipos, es decir, para las relaciones. Ayudar a los líderes a manejar con eficiencia la comunicación con sus colaboradores es una tarea donde las organizaciones deben poner un mayor énfasis, y el coaching y la formación en habilidades de comunicación y liderazgo pueden resultar excelentes herramientas para mejorar, aunque el punto de partida, sin duda, es la actitud.

La actitud de querer que las cosas sean diferentes siendo claros en las directrices, algo que generará mayor confianza en el equipo; la actitud de confrontar diferencias desde el debate, y no desde querer tener razón, lo que propiciará un clima de autenticidad y poder escuchar todas las voces. La actitud de compromiso mediante la aceptación de las decisiones clave, lo que generará avanzar sin vacilaciones. Y la actitud de responsabilidades mutuas. Rigor no sólo por lo propio sino por lo que hacen los demás, y que impacta en el resultado final.

La comunicación es un elemento indispensable en una organización pero no olvidemos que los canales que utilizamos para ello son tan sólo el medio. Es el emisor quien ha de saber cómo comunicar de forma efectiva, procurando que la comunicación sea un vehículo para construir y mantener un equipo sano y funcional. El mayor impacto no es lo que comunicamos sino cómo y desde el lugar que lo hacemos.

¿Cómo de claro comunicas?
¿Qué clima propicia tu forma de comunicar?
¿Cómo de constante y metódica es tu comunicación?

 

Esther Lobo
Consultora | Formadora | Coach





El corazón de las palabras

30 12 2014

Las palabras importan. Reflejan nuestros pensamientos. Son un espejo de nuestro estado de ánimo y de las emociones que predominan en nosotros. Los silencios también son una muestra de nuestro sentir y, a veces, impactan más que las palabras.

palabras-del-corazonHay palabras que resultan mágicas porque nos transportan al mundo de la ilusión y los sueños; otras, actúan como estímulo e impulso para ayudarnos a avanzar; hay palabras duras que te enfrentan a una cruda realidad; otras resultan innecesarias, y las hay hasta despiadadas porque te conducen al mismísimo infierno. Tan importante como las palabras es la intención que hay tras ellas, y también el espacio y valor que les otorgamos. Cuando tomamos las palabras como algo personal es cuando, para bien o para mal, obtienen mayor fuerza y poder.

Ahora que finaliza el año, y el 2015 anda tan cerca, quiero compartir contigo unas palabras, y su significado para mi, y que he escogido con el propósito de que me acompañen cada día del Año Nuevo, y se hagan bien fuertes y poderosas hasta nspirar con mayor claridad mi forma de actuar, decidir y saber con quién caminar.

Te invito a que que crees y hagas tuyas las que resuenan con tus deseos.

ATREVERME, a decir lo que SÍ quiero, y mostrar mis deseos con voz y paso firmes. A realizarme haciendo lo que verdaderamente me gusta, sin miedo a lo que sucederá mañana. Aunque dude, aunque tiemble, aunque a ratos sienta incomprensión o soledad. Atreverme a hacer aquello que aun no he hecho y tanto anhelo. Atreverme a recuperar mi espontaneidad, sin disculparme o sonrojarme por ello. A mantener abierto mi corazón,  y a vivir con amor y plenitud cada instante de mi vida.

CONFIAR en mi, en los demás, y en la vida. En mi y en mi gran fuerza interior que me dice saber más de lo que yo misma creo saber si me muestro intuitiva. En los demás, en quiénes ya conozco y a quiénes no conozco aún. En la vida y en los caminos que me muestra para seguir aprendiendo y creciendo. Confiar en que cuando algo se acaba es porque algo nuevo empieza y lo que llega siempre resulta mejor En soltar porque las cosas llegan a su tiempo.

DESCUBRIR,  que lo que me aleja de lo que quiero es en realidad el miedo a conseguirlo. Que no gustar a otros no es sinónimo de algo malo en mi. Que mis pensamientos generan mi realidad. Que ser compasivo significa conectar con tu corazón y entender que no somos tan distintos, aunque vivamos y experimentemos roles tan diferentes. Que la abundancia surge si desaparece el miedo. Que tomar conciencia de quién soy, y el espejo en otros de quién creo ser, es lo que me ayuda a crecer.

AGRADECER,  lo que soy y lo que la vida me da. Que lo que consigo siempre es más de lo que pierdo. Agradecer a quiénes ya no están por todo cuanto me enseñaron y dejaron en mi. A quiénes siguen a mi lado porque miran más allá de lo que ven. A ese sentimiento interior que me impulsa a amar la naturaleza y a los animales e incluso ver (a veces) con ojos de comprensión lo que menos me gusta en otros. Agradecer a todos los seres generosos que me han ayudado y me ayudan de corazón. A quiénes me guían, me sostienen, me empujan, me soportan, me hacen reír y quieren estar junto a mi compartiendo lo que surja. Agradecer el tiempo pasado y el que está por venir.

Que nuestras palabras sean un reflejo de lo mejor en nosotros. De corazón. ¡Feliz 2015!  

 





El regalo de viajar

30 07 2014

A quiénes nos encanta viajar, además de curiosidad, es probable que nos una también el deseo permanente de  indagar, experimentar, conocer, aprender… No deja de ser más que una metáfora de la necesidad de hallar respuestas al viaje de la vida.

Nómadas o sedentarios, todos emprendemos algún viaje si bien las modalidades de realizarlo pueden ser algo distintas. Unos, investigan, experimentan y viven intensamente los itinerarios por los que transitan; son los inquietos, los que desean siempre encontrar  algo nuevo o diferente, que les ayude a comprender  y dar un sentido de utilidad al recorrido. Otros, tras emprender trayectos cortos y probar, se asientan y dejan de buscar porque donde han llegado es suficiente. Algunos, ni siquiera se cuestionan ir más lejos de donde les ha tocado estar porque es ahí donde encuentran su mayor reto.

Para los aventureros, viajar es una imagen, un símbolo de aspiración incompleto. Es el anhelo que nunca se sacia porque lo que buscan es sentirse completos, rozar la totalidad. El verdadero viaje, sin embargo, no es ejercer una huida permanente o un sometimiento empobrecedor. Es evolución. Es superación. Es transformación. Y no todo es gozo pero sí hay satisfacción por seguir el instinto, la voz interior que impulsa la búsqueda.

Campbell, en su viaje del héroe, habla de las coincidencias que surgen de mitos, personajes de historias y leyendas de diversas culturas ante el dilema de la existencia. Desde un punto de vista iniciático, no hay camino del héroe si no hay encuentro con la sombra, un descender hasta los infiernos para confrontar demonios y descubrir todas las posibilidades del ser desde la oscuridad hasta la luz. Repasando arquetipos y mitos desde la antigüedad, los héroes son seres brillantes y oscuros a un tiempo; se transforman de príncipes a vagabundos, de luchadores a pacifistas, de ignorantes a maestros, de verdugos a víctimas… Y esa es la riqueza de la experiencia. La dualidad del péndulo que nos mueve de un extremo a otro experimentando roles y emociones hasta encontrar un lugar orillas donde asentarse.

Emprender un viaje requiere sentir  y aceptar la llamada, relacionada con un propósito. Requiere salir de una zona de confort para adentrarse en lo desconocido y emprender un proceso de iniciación mediante las experiencias que encontraremos a lo largo del camino. Y, al finalizar, el retorno: volver a casa con la recompensa de lo encontrado. Todo viaje encierra un anhelo profundo de retorno al origen. Una búsqueda activa del lugar al que pertenecemos.

Queramos o no, la vida es un viaje que podemos hacer como héroes o antihéroes, según escojamos arriesgarnos y actuar, o someternos y esperar. No hay manera de evitar la travesía; lo único que cabe es elegir cómo hacerla. Salir a su encuentro, cuando surge la llamada interior o permanecer a la espera hasta que el desafío te encuentra a ti.

Si decides seguir la llamada, cuando regresas ya nunca vuelves igual; algo ha cambiado. Tú has cambiado. Te has transformado. La alquimia es la magia y regalo de todo viaje.

¿Qué cambio quieres ver en ti tras ese viaje a punto de comenzar?

 

Little star, never forget who you are …  Pequeña estrella, nunca olvides quién eres…

 

 





El ciclo del cambio

4 04 2014

Ante una situación de crisis, el estado de bienestar se rompe abriendo paso a una fase de negación de la realidad en la que se intenta que todo permanezca igual que antes.

El estado de bienestar es aquel en el que las cosas me gustan como están: el trabajo me ofrece las experiencias que deseo; la pareja que tengo es la pareja que quiero; encuentro apoyo en mis amigos. Si tengo barco, salgo a navegar sin pensar en que haya barcos mejores, y me centro en disfrutar del viento, del sol y el mar. Todo transcurre de forma tranquila y placentera.

Pero las cosas cambian… y llega una crisis. Un punto de no retorno que hace que las cosas no sean igual. Si es una crisis traumática, la fase de negación ante el cambio es más corta porque la realidad resulta innegable. Pero otros cambios, como una crisis de identidad, suelen ser lentos y acumulativos. Algo va mal, después vuelve a ir bien, aunque no del todo…

Un ejemplo: mantengo una fuerte discusión con mi pareja, tras lo cual todo parece volver a la normalidad pero llega otra discusión más fuerte que la anterior, y otra… y otra…  Y la unión que mantenía se va debilitando hasta que me doy cuenta de que las cosas no son como solían ser. Y la relación se deteriora, no de forma drástica pero sí con tantos altibajos que ya no estoy disfrutando de la relación como antes, aunque aún permanezco en esa fase donde creo posible mantenerme en un esfuerzo medio relajado. Me digo a mi misma que la relación aún resulta lo bastante aceptable porque, total, en las relaciones siempre surgen fricciones.

Anclado en la negación sueles resistirte a la realidad; si sales de la negación puedes ser capaz de ver que lo antiguo no sirve y moverte hacia la renovación, donde encuentras la inspiración para emprender nuevos caminos, y donde aparecen posibilidades entre las que escoger siguiendo parámetros de realismo y motivación. El llamado efecto “ajá” que es lo que nos puede impulsar de nuevo hacia el bienestar.

Ante cualquier cambio, y  para salir de la crisis, existe un punto crítico desde donde poder saltar al siguiente nivel porque transitamoss en cuatro ciclos: bienestar, negación, confusión y renovación. Esto puede  transcurrir en horas, si se trata de una decisión, o en años si es una crisis de identidad. En la fase de bienestar donde parece que estar ahí es sentirse razonablemente bien, donde si tu estás bien yo estoy bien, y donde no quiero cambios porque las cosas como están ya me sirven, la pregunta a hacerse sería: ¿es ya suficiente?

En la fase de negación, donde los sentimientos no están claros pero existe control, tensión, irritación, no quieres cambiar pero te sientes prisionero de la necesidad y no ves alternativas, la pregunta sería: ¿qué parte de mi realidad no me gusta y no afronto?

En la confusión, te sientes enfadado o triste, y temes que tus emociones te desborden. No sabes cómo actuar pero sabes que hay algo que cambiar, la pregunta sería: ¿qué tengo que soltar, cuál es mi deseo oculto?

En el último ciclo, la renovación, te abres al cambio, expresas sentimientos de forma libre, y aparece el deseo de que aparezcan cosas nuevas en tu vida. Y aquí la pregunta sería: ¿a qué me comprometo?  Es el salto a la fase de bienestar. Cuando uno se encuentra en un estado de satisfacción, la puerta permanece abierta; cuando estás en la fase de negación o resistencia, congelado, y sin dar el paso de afrontar la realidad, la puerta está cerrada, negándote la posibilidad de renovar tu vida y sentir bienestar.

Es el ciclo del cambio y nos movemos del contento a la pérdida, negando lo que se desmorona para mantener un status quo que sólo finaliza al aceptar la evidencia de la realidad y querer abrirse a nuevas posibilidades. Entender este ciclo puede ayudar a enfrentar cualquier cambio, tanto personal como organizacional. Todo parte de querer, poder y atreverse a dar el salto al siguiente nivel. Todos tenemos los motivos más extraordinarios para querer ir hacia delante cuando se trata de buscar cosas como la felicidad o dar sentido a nuestra existencia. Lo contrario no es más que una excusa para no cambiar.

Libro recomendado: «The four rooms of change” de Claes Janseen

 





Ideas para una vida más plena

4 03 2014

9-better-than-you-thinkLa base para el éxito (entendiéndose como el resultado de sentirnos satisfechos) no es un conjunto de logros o una combinación de factores externos; es un estado mental. El éxito es una actitud que parte de unas creencias profundas y de unos pensamientos poderosos. Porque lo que crees y piensas sobre la vida determina como te sientes (tu actitud), las cosas que haces (tu comportamiento) y lo que consigues (el resultado final).

 

 

Hay muchos ejemplos de gente con éxito y el denominador en todos ellos podría ser la aplicación de una serie de creencias comunes que conducen a un mayor éxito en la vida, con independencia de la profesión o pasión que cada cual tenga.

Ahí van algunas pistas prácticas que contribuyan a mejorar nuestras vidas:

1.  “Los problemas que afronto son oportunidades”

Los problemas y los retos que surgen no están para paralizarnos. Su propósito es sacar hasta la superficie nuestra implicación y, con determinación, ponerla al servicio de nuestra vida.

A menudo, los retos más complicados son los que proporcionan mayores diferencias positivas. Las situaciones donde se dan los problemas más grandes son donde subyacen también las mayores oportunidades.

La única pregunta que hay que hacerse en esa situación es: ¿estoy dispuesto a hacer lo que toca?

2.  “Lo importante es que resulte valioso”

En vez de luchar o reaccionar a la primera de cambio, piensa que competir y demostrar resulta algo irrelevante para ti. Céntrate en lo que haces, y hazlo de forma que te sientas orgulloso de ello. Incorpora el hábito de dar valor a las cosas que haces, y no sentirás la necesidad de querer entrar en la comparación y en lo que hacen otros.

Para resultar totalmente efectivo sé sincero y colaborativo. Encuentra  satisfacción y plenitud en marcar la diferencia y camina hacia delante en tu vida, día a día.

3.  “No puedo prever todo, y eso es bueno”

Hay un gran diferencia entre permanecer alerta o asustado.

Son muchas las ventajas de planificar previendo lo que pueda suceder y prepararse para ello. Sin embargo, no hay razón para paralizarse preocupándose y dando vueltas a las cosas porque siempre se dispone de recursos que salen a flote, incluso en los acontecimientos más inesperados.

Y no importa lo bueno que seas planificando porque no todo puede preverse, y eso puede resultar algo bueno. A veces un obstáculo te obliga a cambiar de dirección y a escoger otro camino donde igual aparece la gran oportunidad de tu vida.

4.  “Mis miedos a veces son un indicador de que algo merece la pena”

No tengas temor a tus miedos. Tus miedos no están ahí para asustar sino para indicarte que algo que estás pensando o considerando hacer puede merecer la pena.

Si siempre sientes miedo significa que hay un montón de cosas que merecen la pena –y es un montón de buenas opciones llamadas oportunidades. Es hora de escoger una y probar.

5.  “Emociones y objetivos deben ocupar su propio espacio”

Sólo porque alguien te diga que no puedes hacer algo vas a dar cabida a esa opinión permitiendo se convierta en válida. Si pasas mucho tiempo reaccionando y respondiendo a todo el mundo puedes perder tu propio rumbo en la vida. Todas esas opiniones, problemas y deseos ajenos pueden terminar por dominar el curso de tu vida. ¡Atento!

Así que, ponte en pie ahora mismo, y di en voz alta: “Es bueno y necesario identificar lo que quiero para mi  y en mi vida”. Si vives de acuerdo a está declaración, podrán sucederte cosas increíbles en tu vida.

6.  “Mi tiempo es sagrado”

Quizás puedas permitirte postergar cosas. Quizás para ti hay un mañana. Quizás para ti hay cientos, miles de mañanas o más. Quizás tienes mucho tiempo por delante para permitirte malgastarlo sin perder el sueño. Quizás hay toda una vida llena de minutos que puedes permitirte perder. Quizás…

Pero quizás no. Para algunos de nosotros –quizás también para ti o para alguien que quieres – sólo existe hoy. Y la única verdad es que no sabemos lo que va a sucede. Así que mejor aprovecha tu tiempo y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

7.  “Resultados positivos son producto de acciones positivas diarias”

Tu religión consiste en saber cómo pasar la mayor parte de tu tiempo –lo que haces y piensas  a diario. Haz algo que te haga sentir orgulloso. Empieza a predicar con el ejemplo cumpliendo lo que dices. Haz tu plan estratégico. ¡¡¡HAZ COSAS QUE TE RESULTEN IMPORTANTES DISFRUTAR!!

Para cambiar no es necesario que empiece un Nuevo Año; todo lo que necesitas lo tienes a tu alcance hoy. Convierte este momento en el comienzo del cambio marcando esos hábitos diarios que quieres introducir en tu vida para que mejore y sea más dichosa.

8.  “La perfección es una irrealidad”

Para evitar ir con una carga enorme sobre los hombros que nos dificulte caminar por la vida, es fundamental establecer la diferencia entre realizar esfuerzos saludables o esfuerzos perjudiciales, al pretender hacer las cosas de manera perfecta. El perfeccionismo dificulta la felicidad y el éxito y es un camino que conduce hacia la ansiedad, la depresión y la parálisis. Y esto también resulta válido para las relaciones…

Juzgar menos y amar más, sería la clave. Las imperfecciones no son sino características. Seguro que no conocerás a una sola persona sin ellas. ¿O es que no conoces a alguien con un montón de imperfecciones a quién aprecias y quieres, y que bien merece la pena? Si tratas de evitar a gente con peculiaridades y defectos el mundo puede resultar un lugar muy solitario para ti.

9.  “Soy 100% responsable de mi vida”

Es fácil culpar a otros de nuestros problemas y nos conduce a muy poco hacerlo. En principio, parece lógico pensar que quiénes han ocasionado los problemas sean los que aporten las solucionen, pero párate un momento y piensa. ¿Realmente quieres dar cabida o responsabilidad futura a las personas que en el pasado fueron la causa de tus problemas?

Para lograr avanzar en tu vida es necesario que te responsabilices totalmente de ella. Esto pasa por dejar en el pasado todo lo que puedas, y aceptar que hay cosas que tendrás que hacer tu mismo. Quizás la vida te ha puesto una prueba inmerecida. En vez de tomarlo como excusa para rendirse, míralo como una oportunidad, un reto para hacerte cargo y dar todo por lo que tienes.  Eres más fuerte y capaz de lo que piensas.

Fuente: pensamientos para el éxito de M. Hack





Atrapado en un ping pong?

6 01 2014

He vuelto a ver la película “Atrapado en el Tiempo”,  título original (Groundhog Day) donde el protagonista (Bill Murray) se ve condenado a revivir el mismo día, una y otra vez, excepto que, cada mañana, su percepción de lo vivido se va ampliando hasta ser consciente del impacto de su comportamiento y hacer un cambio de valores. Resulta divertida aunque lo que más me gusta es la utilización de la metáfora como explicación de lo que nos sucede en relación con el tiempo, y como nos sentimos atrapados, una y otra vez, en un mismo escenario. Como si fuera una partida de ping pong.

Poco sabemos del tiempo excepto que es subjetivo. Y lo usamos para medir la experiencia (lo estaba pasando tan bien, que el tiempo se fue volando; era tan aburrido que el tiempo se me hizo interminable; era un paisaje tan impresionante, que el tiempo se detuvo….).

Cada experiencia es personal y, ahí, radica el problema; hacemos del tiempo algo tan personal a través de los recuerdos vividos, que nos pasamos la vida metabolizando el tiempo en nuestro cuerpo físico, lo que influye en el biológico y su envejecimiento, con un resultado más amable o cruel en función no sólo de las experiencias sino del tiempo y espacio que otorgamos a esos recuerdos. Y utilizando una analogía: qué difícil nos resulta “resetear” la memoria y “reiniciar” cada día con el disco limpio, aunque ¡qué rápido y ligero sería nuestro funcionamiento!

El tiempo, en algunas tradiciones espirituales, se explica como el movimiento de la conciencia. Es decir, el movimiento del pensamiento. Si tú estás más allá del pensamiento (eres más que el pensamiento) tu Yo verdadero sólo existe en el “ahora”. Cada  vez que surge un pensamiento, aparece un observador, así como un objeto que observar. De forma que parece que existimos en dos realidades. La primera: el Ser ajeno al tiempo, donde no hay pasado ni futuro, sino presente, un punto cero donde todo se está creando en el momento. No tiene duración porque se está renovando constantemente. La segunda realidad serían las experiencias, el mundo relativo, el de las distorsiones, donde la mente actúa como un observador centrado en el objeto de observación y que se expande a través de las experiencias que vamos viviendo.

Entonces, diríamos que el tiempo es un movimiento del pensamiento que utiliza el ego (quienes nos creemos ser) como punto de referencia interno para analizar, comparar, evaluar, rechazar o elegir… Acumulando razones para ser feliz o desdichado. Al ego le encanta el melodrama y aprovecha cada experiencia para elaborar una historia, que puede ser buena o mala, dramática o divertida, entretenida o aburrida… Cada observador (el pensamiento) se enfoca, se estanca, en la que cree (ingenua o ilusoriamente) es su historia.

Y me pregunto, ¿qué pasaría si no hubiera una historia de referencia.  Y si fuéramos nosotros mismos autoreferentes. Qué pasaría si cada momento que vivimos fuera un inicio, una creación nueva?  Es probable que se acabaran nuestras excusas para no ser libres y dichosos, al dejar los recuerdos del pasado como patrón de repetición?  No existiría temor, duda, aflicción. expectativa… porque, sin una historia a la que dar continuidad, aceptaríamos lo que fuera surgiendo en cada instante, lo viviríamos y lo dejaríamos marchar…

Y para ello, quizás necesitemos empezar a hacer algo que a todos nos cuesta: diferenciar el momento de la situación, o las circunstancias. La situación rodea el momento, y puede ser agradable o desagradable, fácil o commpleja, pero, sea cual sea, la circunstancia surge y pasa. Si nos mantenemos en el sufrimiento o, incluso, en el placer es porque mantenemos  la situación (la que sea) en nuestro pensamiento. Y la dificultad es quedarnos anclados, ahí,  y no ser capaces de ver y vivir lo que es y está sucediendo ahora, en cada instante.

Sólo tomar conciencia, como el protagonista de la película, de que todo cuanto hacemos de forma repetitiva no puede sino traernos siempre el mismo resultado, y que salir de esa espiral implica poner atención y dejar de revivir recuerdos de experiencias pasadas,  y de planear el futuro. Dejar de inventar nuestra historia dándole continuidad. Dejar que cada día sea una experiencia nueva, sin antes ni después. Quizás entonces podremos dejar de sentirnos atrapados, repitiendo situaciones. Dejaremos de jugar el mismo ping pong de circunstancias, una y otra vez. Porque qué doloroso y, además, aburrido…

Asumiendo que las situaciones aparecen y desaparecen ¿puedo distinguir el momento de la situación. Puedo permitirme experimentarlo y disfrutar de la creación que surge en cada instante, dejando las circunstancias a un lado?

Difícil que no imposible. Cuesta, pero en ello estoy. Un propósito para este año.

Trapped by Bruce





Presta atención…

15 12 2013

Tras leer un poema de Roger Keyes inspirado en la obra del prolífico pintor y grabador japonés Hokusai, he rescatado algunas de las frases que me han llamado la atención:

Hokusai dice:
“Mira con detenimiento”
Él dice: “Presta atención, date cuenta”
Él dice: “Continúa mirando, ten curiosidad”
Él dice: “El mirar no tiene fin”
Él dice: “Sigue cambiando, así entiendes mejor quién eres realmente”
Él dice: “Quédate atascado, acéptalo, repítete siempre y cuando sea algo interesante”
Él dice: “No importa no lo que hagas
Importa que lo sientas,
Importa que te des cuenta”
Importa que la vida fluya a través de ti
El goce es la vida viviendo a través de ti
La satisfacción y la fuerza son la vida viviendo a través de ti
La paz es la vida viviendo a través de ti
Él dice: “No tengas miedo. No tengas miedo.
Mira, siente, deja que la vida te tome de la mano
Deja que la vida viva a través de ti.

A veces la poesía nos ayuda a conectar con el alma de las ideas sin tener que recurrir a mayores explicaciones, al resonar en nuestro interior y encenderse una luz que nos ayuda a mirar de manera distinta.

La inspiración no siempre alcanza nuestro blanco. Eso sí, a cada uno nos llega lo necesario en cada momento. Y está bien así. En este instante, y tras haber leído varias veces el poema, siento que la vida frenética que llevamos, y la falta de tiempo que decimos tener, junto con las preocupaciones por lo que fue, lo que no fue o lo que puede llegar a ser, no puedo impedirnos dejar de atender algo tan relevante como tomar conciencia y agradecer y celebrar lo que vamos consiguiendo cada día.

Detenernos unos instantes para permitirnos gozar de la sensación de estar completos por lo realizado, por los logros alcanzados, ya que solemos hacer justamente lo contrario, y es pensar en lo que aún no hemos hecho: la de cosas que tengo por hacer; no me ha cundido el día; no me da la vida… Quién no ha dicho frases como estas. Y me pregunto hasta cuándo vamos a estar en lo que no hemos hecho aún, en lo que nos queda pendiente, restando importancia a lo que sí hemos terminado porque, total, es nuestro deber, nuestra obligación… Por mucha que sean responsabilidades ¿es que no tienen valor, no merecen reconocimiento alguno? ¿Y quién lo dice?

Celebrar los logros, por rutinarios o pequeños que sean, ayuda a esquivar la presión por tantos “tengo que” que convierten nuestra vida en una carrera agotadora de obligaciones que nos alejan del disfrute, y también del vacío. La paradoja está en que huimos del vacío cuando sólo si hay vacío algo se puede llenar.

Si estás cansado, nervioso, angustiado, o te duele el cuerpo, estás lleno. Lleno de cosas que no te ayudan a vivir bien. Detente un instante, escanea tu cuerpo durante un minuto o dos, haz unas cuantas respiraciones profundas llevando tu atención al abdomen y al movimiento del aire entrando y saliendo. Y vacíate.

No dejes de mirar. Sé curioso contigo. Sé selectivo con lo que es realmente importante para ti. Date cuenta de lo que sientes, y no lo escondas. Y al acabar la jornada,celebra lo que has conseguido hacer y goza de ello regalándote algo quizás tan simple como una sonrisa de satisfacción. Siente que la vida te toma de su mano.





Derribar barreras

1 12 2013

Estos días he tenido oportunidad de ser testigo de cómo las emociones que somos incapaces de gestionar, desbordan y conducen al conflicto en nuestras relaciones.

Los aspectos disonantes en una relación se manifiestan cuando no somos conscientes del impacto de nuestros actos y palabras, generalmente guiados por una percepción distorsionada y subjetiva de la realidad.

Gottman enunciaba cuatro tipologías típicas de comportamiento en nuestras relaciones: crítica, ponerse a la defensiva, sarcasmo y amurallamiento.

Según las circunstancias, todos podemos situarnos en cualquiera de estas perspectivas, si bien suele haber una predominante, que surge de manera espontánea en nuestras interacciones, según el carácter, experiencias y circunstancias. Ninguna es mejor o peor ya que permanecer en cualquiera de ellas resulta igual de nocivo para las relaciones.

Cuando culpabilizamos a otros de lo que nos sucede solemos entrar en la crítica o en la queja. Criticamos cuando nada nos parece suficiente. Y también conviene diferenciar entre una queja y una crítica. La queja es sobre una comportamiento y la crítica sobre la persona.

Ponernos a la defensiva es otra forma de culpar e implica una falta de entendimiento. Implica pretender estar por encima del conflicto cuando en realidad se es parte del mismo. Cuando decimos que la culpa no es nuestra estamos diciendo que la culpa es del otro, lo que hará aumentar las diferencias ya que, quien ataca,  ni retrocede ni se disculpa.

Además de menosprecio, el sarcasmo incluye desdén y cinismo. Es un humor ácido y hostil. Es el más dañino de todos los comportamientos porque evita entrar en contacto con los sentimientos y puede derivar en problemas físicos. Surge de no resolver las diferencias de forma regular y de ir cociendo “a fuego lento” pensamientos acerca de alguien.

Cuando no decimos lo que pensamos y decidimos no hablar, el resultado es que nos amurallamos. Ponemos distancia, sin decir lo que pensamos y hasta llegar a cortar la comunicación. Hay miedo, por lo general irreal, a manifestar lo que se piensa y se pone la barrera de la distancia.

Cualquiera de nosotros puede moverse en uno o más de estos comportamientos, que afectan a nuestras relaciones, tanto en el entorno personal como el profesional.

Centrarse en como se quiere ser, con independencia de lo que haga el otro, facilitaría el camino. También encontrar la forma de mantener conversaciones de apreciación cuando algo no funciona en una relación, o en un equipo, son una forma de abrir ventanas y alejarse de comportamientos nocivos.

Derribar barreras en nuestras relaciones implica comenzar por reconocer cuál es nuestro comportamiento cuando surge un conflicto y ser consciente de lo que hay detrás de nuestra reacción, sin juzgar ni tratar de evitarlo, porque empezar por darnos cuenta de nuestro mecanismo de actuación, nos ayudará a evitar la repetición y, por tanto, que nuestras relaciones se intoxiquen por la reiteración de comportamientos nocivos.

Por otra parte, algunos de los problemas en las relaciones no pueden resolverse aunque sí gestionarse. Detrás de la queja suele haber siempre una petición no expresada y, en una relación detrás de esa queja suele haber un sueño frustrado. La empatía para ver lo que hay detrás de la queja, lo que esconde, ayuda a entender al otro, y minimizar y suavizar el campo emocional de la relación.

Gottman, propone un ejercicio excelente para trabajar el campo emocional y es recrear sentimientos positivos en torno a las personas con las que nos relacionamos. Volver a recuperar el sueño inicial que ha perdido intensidad con el paso del tiempo. Por ejemplo, lo que nos atrajo de esa persona cuando la conocimos, lo que valoramos al principio de estar juntos, lo que aprecias de esa persona ahora, lo que hay de único en esa relación, lo que de verdad es importante para ti.

Se trata de buscar la mejor forma de recrear sentimientos positivos que te ayuden a impulsar de nuevo tus relaciones, y permanecer atento a los comportamientos nocivos que las enturbian.

Lo que cuenta es poner atención a nuestro comportamiento y reconocer dónde nos posicionamos: la culpa no es mía, llevo razón, paso de ti…  ya que será la manera de aprender a contrarrestarlo desde la aceptación, la empatía o el cambio de perspectiva. Difícil pero no imposible si lo que queremos es mantener unas relaciones fluidas y sanas.





Inteligencia espiritual

18 10 2013

Aunque ya Darwin hablaba en sus escritos de la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y adaptación al medio, y otros investigadores desde principios del siglo XX, trataron y analizaron el impacto de las emociones, es Daniel Goleman, con la publicación de su libro, quien populariza el concepto de la inteligencia emocional.

Las emociones son importantes para el ejercicio de la razón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capacitando —o incapacitando— al pensamiento mismo.  Se ha hablado mucho de que existe una inteligencia racional y una inteligencia emocional, y que nuestro funcionamiento vital está determinado por ambas. Sin embargo, hay otras teorías, una de ellas la llamada evolución auto-condicionada, según la cual nuestra capa de pensamiento racional se ha desarrollado para dar cobertura a nuestro lado emocional y  la razón nos proporciona «el cómo». Ahora bien, qué sucede una vez que tenemos el qué (la emoción) y el cómo (el pensamiento) y ni emoción ni pensamiento encuentran un canal para transitar nuestra vida de forma satisfactoria. Parece que quedaría un eslabón que unir y es lo que denominaríamos como inteligencia espiritual.

La inteligencia espiritual nada tiene que ver con la religión; es esa parte del cerebro que permite sentir esperanza, sueños, y poder visualizar y conectar con un propósito en la vida. Es el detonador que impulsa a encontrar el significado y el bien mayor en las cosas. Algunos dirían que es diferenciar entre el bien y el mal, aunque eso sería juzgar y etiquetar cuando de lo que se trata es entrar en un espacio de la conciencia donde hallar lo que nos lleva a sentir paz y satisfacción en nuestras vidas.

La inteligencia espiritual nos convierte en un todo. Nos devuelve nuestra integridad. Es la inteligencia del alma, la inteligencia de nuestro ser profundo. Es la inteligencia con la que podemos formular preguntas fundamentales y con la que reencuadramos las respuestas. Es nuestra inteligencia transformativa.

¿Y cómo se llega ahí? . Mientras que la inteligencia emocional se trabaja mediante  la interrelación, en nuestra vida social, la inteligencia espiritual es un desarrollo intrapersonal. Sería un camino hacia dentro, como volver a “casa”. Sería la capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias que se vivan. Es la inteligencia que nos permite afrontar y resolver problemas de significados y valores, ver nuestra vida en un contexto más amplio y significativo y, al mismo tiempo, determinar que acción o camino es más valioso para nuestra vida. Está en todo nuestro Ser, como una totalidad trabajando de manera armónica con la inteligencia racional y la inteligencia emocional.

Estas son algunas de las características de la inteligencia espiritual, según Danah Zohar e Ian Marshall:

  • Capacidad de ser flexible
  • Poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo
  • Capacidad de afrontar y trascender el dolor y el sufrimiento
  • La capacidad de ser inspirado por visiones y valores
  • Reluctancia a causar daños innecesarios
  • Tendencia a ver las relaciones entre las cosas
  • Marcada tendencia a preguntarse ¿Por qué y para qué? o ¿Y si? y a pretender respuestas fundamentales
  • Facilidad para estar contra las convenciones

Un tercer nivel de inteligencia  -el primero, el emocional, y más básico; el segundo, el intelectual, el del pensamiento-  y se relaciona con encontrar un propósito a la existencia, y es acerca de Ser.





Acuerdos y desacuerdos

31 05 2013

Tomando como punto de partida una frase de R.D. Laing: “si no podemos estar de acuerdo, el único comienzo, o incluso final, más honesto es ponernos de acuerdo sobre nuestro desacuerdo”, dos actitudes o posturas distintas, no deberían suponer un problema en nuestra interacción con otras personas, a menos que nos aferremos a nuestra postura sin dejar espacio a cualquier otro planteamiento distinto al nuestro. Porque, después de todo, qué es una verdad sino un pensamiento convertido en creencia.

Si no entendemos el principio de la polaridad «Todo es dual; todo tiene su par de opuestos y son idénticos en naturaleza, aunque diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades, todas las paradojas pueden ser reconciliadas…» difícilmente podremos ser conscientes de las limitaciones que nos impone la subjetividad de pensamiento.

Y es que puede haber una única realidad y, al tiempo, distintas formas de interpretarla. No quiere decirse que uno tenga que claudicar ante sus ideas y valores. Hay otros caminos. Se puede mantener firmeza y convicción y, al tiempo, ejercer la flexibilidad suficiente para abrirse a explorar ese 2% mínimo de verdad que puede haber en cualquier otro punto de vista, y que puede hacernos descubrir algún aspecto o matiz distinto que hasta entonces no habíamos sido capaces de ver.

Las diferencias, lejos de llevarnos a las personas al enfrentamiento o al distanciamiento, pueden resultar una excelente oportunidad para enriquecernos reconociendo valor en otro punto de vista que aporte mayor claridad al nuestro. Por supuesto, requiere de un ejercicio de apertura, humildad y de no apegarse a pretender llevar razón. Parece difícil pero sólo lo es si te miras sólo a ti sin ver a quién tienes delante. 

¿Qué sucede cuando surgen discrepancias, cómo reaccionas, y qué emoción aparece en ti?

¿Cuál es tu inercia ante una discrepancia:  discutes, argumentas, cedes, te muestras indiferente…? Qué puedes aprender sobre ti?

¿Has probado a escuchar más allá de las palabras mirando tan sólo a los ojos?