Que «nada» interfiera nuestros propósitos

31 12 2016

Llegadas estas fechas de final de año, surge en nosotros la idea de plantearnos nuevos propósitos para el siguiente.

Por lo general, todo se queda en una lista de buenas intenciones que, con un poco de suerte, duran semanas y, con voluntad, un poco más. Aunque… la pregunta es ¿qué quieres que sea diferente este Año que empieza?

Todo lo que te gustaría cambiar, todo lo que te gustaría hacer o dejar de hacer… Un montón de propósitos para estar mejor. Qué lógica previa hay,  desde dónde estoy planteándome mis intenciones. Qué parte de mi se está queriendo manifestar con esos propósitos. Cuál es la necesidad que estoy queriendo cubrir. De qué quiero alejarme o a qué quiero acercarme y para qué. Antes de hacer nuestro listado de intenciones, se trata de identificar la verdadera motivación que hay tras nuestros deseos. Porque la motivación, la ilusión por conseguir algo, no es un pensamiento. Es una conexión con una parte interna que sabe cuál es la necesidad inconsciente que tengo y deseo cubrir.

Cuando digo que mi propósito es comer más sano, dejar de fumar, hacer ejercicio, adelgazar… ¿qué busco ?. Inicialmente, la necesidad de sentirme más saludable, ágil, fuerte, flexible… aunque detrás de ello puede haber una respuesta más profunda y real: la necesidad de mantenerme con vida el mayor tiempo posible. Por tanto, la motivación de querer cuidarme, es: estar vivo.

Cuando digo quiero tener más tiempo para mi. ¿Qué necesito? Hacer lo que me apetece y más me gusta.  ¿Qué mas? Quizás, tranquilidad, no dar explicaciones, estar en mi… ¿Y detrás ? La necesidad de establecer unos límites que protejan mi espacio. Un espacio donde sentirme seguro: estar a salvo.

Cuando mi intención es aprender, mejorar en mi carrera profesional, realizarme y hacer todo lo mejor posible … ¿cuál es la motivación, que me valoren y me reconozcan?  ¿Y detrás?. La necesidad de superación. De sentir mi utilidad y valía en relación a quiénes me rodean: ser suficiente.

Cuándo mi propósito es ampliar mi círculo de amistades, relacionarme con mi entorno familia, pareja, hijos… ¿Qué quiero con ello? Compartir, comunicar, expresar, querer y sentirme querido… ¿Y detrás?. La necesidad de no estar solo o desconectado: sentir que soy parte de “algo más».

Reconocer nuestras necesidades profundas nos puede ayudar a entender mejor nuestros deseos conscientes pero, sobre todo, nos puede ayudar a entender el resorte que se nos dispara en lo cotidiano, y en nuestras relaciones. Y todas las respuestas profundas están relacionados con»sentir» y con «ser», un SER instintivo e intuitivo al tiempo.

Pasar de la intención a la acción requiere voluntad y lo que hará que esa voluntad sea firme es entender la motivación que hay detrás de cada deseo. Ante nosotros hay un potencial inmenso de posibilidades queriendo manifestarse. Lo hagamos, o no, está en nosotros, como también está en nosotros la forma de percibir la lógica que hay tras esos deseos. La nueva lógica sería darnos cuenta de que no somos sólo instinto y deseo. Intuir que somos más. Una manifestación de la conciencia queriendo expresarse y reflejarse a si misma en cada forma de expresión que existe en la Tierra.

Cuando la disposición es plena a experimentar y a vivir potenciales nuevos, se despliega un propósito nuevo. Si no nos aferramos a una finalidad, si vivimos dejando que sea el proceso, el camino, estamos ya manifestando y siendo ese potencial, esa intención. Dejar que NADA interfiera en el camino de manifestar nuestro propósito abriéndonos a experimentarlo y vivirlo sin querer interferir en su resultado. Cuando nada hay, todo está por ser. Que nada te interfiera para que todo pueda darse. Nada de juicios, nada de creencias, nada de aferrarse a resultados…  Nada y entonces… flota, fluye.

Desde la NADA, Feliz 2017, y que TODO el potencial de SER se nos manifieste plenamente.


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